Les he venido contando cómo, poco a poco pero de manera constante, desde 2018 México se ha ido desconectando, en cuanto a política y relaciones internacionales, del bloque de países occidentales al que pertenecía. Del bloque norteamericano, sustento de su crecimiento económico.
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Me resulta curioso que no se hable tanto del tema. México es la 12.ª economía mundial y comparte una frontera de 3145 kilómetros con Estados Unidos. Frontera que entre 2018 y 2024 fue el punto final de la invasión de migrantes organizada desde La Habana. Invasión de la que el gobierno de AMLO fue cómplice.
He repetido, y sigo insistiendo, que la democracia plena desapareció en México el pasado 1 de septiembre, dando paso a una autocracia que, si vemos sus síntomas, deriva más rápido de lo previsto hacia el eje antidemocrático y dictatorial de este mundo que regresa a la bipolaridad.
Lo más reciente ha sido el otorgamiento del premio Nobel de la Paz a María Corina Machado. Una opositora al régimen de Maduro a la que no dejaron competir en las elecciones, pero que ganó a través de un candidato que por sí solo no ganaba ni para ser portero de un hotel. Maduro y sus narco generales les quitaron la victoria descaradamente. Mientras el mundo libre protestaba y acusaba el fraude, Claudia Sheinbaum callaba.
Cuando le preguntaron sobre el Nobel de la Paz a María Corina, su respuesta, lacónica, fue: sin comentarios. Esto de una mujer que se presumió toda su vida como de izquierdas, antidictadura, por los derechos de las mujeres, todo eso de lo que, desde que llegó a la presidencia, reniega. Ahora, como marioneta, repite lo que le ordena Andrés Manuel desde su rancho La Chingada.
Luego dijo que no comentaba porque México no se entromete en los asuntos de otros países. Pero segundos después arremetió contra la depuesta presidenta de Perú, Dina Boluarte, y en defensa del golpista confeso Pedro Castillo. Hizo lo mismo que viene haciendo el Minrex cubano desde hace seis décadas. Hipocresía y cinismo.
¿Ven de qué lado está?
El apoyo de la señora Sheinbaum a la Junta Militar de Barrigones está llegando a los niveles que alcanzó Hugo Chávez en sus buenos tiempos. Al cabo, tiene de jefe de su oficina a Lázaro Cárdenas Batel, un instrumento de la inteligencia cubana desde que era muy joven. Desde su rancho La Chingada, el manejador de todos observa complacido.
Según Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, la señora ha enviado a Cuba, entre mayo y agosto de 2025 la suma de 3 mil millones de dólares en combustibles. Esto es más del triple de lo que oficialmente envió AMLO a los Panzones en los dos años anteriores. Ah, y utilizando buques que están en la lista negra de la OFAC, barcos ilegales.
Y digo oficialmente porque, aunque Claudia y AMLO intenten ocultarlo, se ha descubierto la red más grande de tráfico de combustibles de la historia. Y solo han permitido destapar la punta del iceberg. Un robo masivo, un contrabando masivo. Dirigido, adivinen, por AMLO y sus secuaces, incluyendo sus hijos mayores.
¿Ven de qué lado está?
Les he contado desde hace unos meses: llega usted a la Ciudad de México y ve anuncios de la agencia de noticias falsas Russia Today, prohibida en el mundo libre. En el metro, cada día más jodido, en autobuses, en el aeropuerto. Propaganda rusa.
Va por las calles y las ve inundadas de autos chinos. Marcas que no imaginaba que existían. Circulando por las calles de un país que pertenece al bloque económico de Norteamérica. Un país que manufactura una buena parte de los vehículos que circulan en Estados Unidos y Canadá. Un país que, en vez de defender esa industria, deja entrar casi libremente los productos del principal competidor de ese bloque.
¿Ven por qué Trump se encabrona?
La corrupción rampante que instauró AMLO y que sigue con la señora Claudia ha ido de la mano con la destrucción de la democracia y el secuestro del Poder Judicial. La corrupción está tan extendida que nace desde lo más alto del Estado, las fuerzas armadas, el Congreso y el Senado. En complicidad con grandes empresarios. Otorgando contratos sin licitación pública, inventando facturas, escondiendo sobrecostos, traficando combustibles y todo tipo de productos chinos.
Dilapidando dinero en refinerías inútiles desde las que se manda el petróleo a los Panzones de La Habana, en trenes que se descarrilan por el balastro comprado a los Barrigones de La Habana. Comprados por los amigotes de los hijos de AMLO, uno de los cuales transfirió su dinero a Suiza y allá anda feliz.
¿No se les va pareciendo a la Venezuela de Chávez?
Todo esto mientras llenan a México de “médicos” esclavos. Nadie sabe si son médicos, agentes o adoctrinadores. No importa que el trabajo esclavo esté condenado por las Naciones Unidas. Las dictaduras son selectivas a la hora de acatar lo que se decide en la ONU. Así lo hacen Cuba, Rusia, China y el resto de las dictaduras del mundo. Ahora lo hace México también.
Por último, invitada —como debe de ser— a la próxima Cumbre de las Américas, la señora Claudia declinó asistir porque Cuba, Venezuela y Nicaragua no fueron invitadas. ¡Pero si son dictaduras que no tienen espacio en un foro democrático!
Lo mismo hizo AMLO en 2022. Ponen a México en el bando del mal, de las dictaduras, del desprecio a los derechos humanos y a la libertad individual. Solo falta, esperemos que no, que empiecen a ir contra la propiedad privada.
Unan los puntos y verán el dibujo. Verán de qué lado está México hoy en día. Y no es el nuestro, el de los libres.
Maduro, los Barrigones de La Habana, Ortega, Evo, Correa, todos están felices de recibir a Claudia, a México, en su eje productor de miseria y creador de maldad. Al otro lado del mundo, Putin y Xi también están encantados de tener un aliado vecino de su principal enemigo. Ya tenían uno, pero ahora es una isla miserable y pedigüeña. Con México tienen una gran frontera porosa, un tratado de libre comercio con ese enemigo y una economía pujante... aún.
Ya conocemos las consecuencias de los que apuestan al autoritarismo socialista. Pobre México.
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