El Barrigón número 1, representante de la Junta Militar de Barrigones que desgobierna la isla de Cuba, participó hace unos días en el Foro Mundial de Alimentación organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Es una de las organizaciones internacionales a las que estos ineptos acostumbran a esquilmarles decenas de millones de dólares anualmente.
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Millones de dólares que durante décadas no han repercutido en mejorar ni la alimentación ni la agricultura de esa antiguamente fértil y próspera isla. Al contrario, a pesar de esos millones de dólares y de muchos otros millones que de una forma u otra ingresan a las insaciables arcas de los Panzones, la situación alimentaria de los cubanos ya pasó la línea de crisis humanitaria.
Pues bien, este señor, que se dice presidente —presidente de la miseria, diría yo—, participó de manera virtual en el citado foro, y allí, con su tradicional mirada que destila "vivacidad", dijo que su gobierno —es un decir— tiene una estrategia para combatir el hambre “sin que nadie quede atrás”.
Primera vez que este individuo dice dos verdades seguidas. Primero, reconoció tácitamente que en el país que desgobierna hay hambre. Segundo, que su estrategia es no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie. Dejará una isla vacía, sembrada de muertos y rodeada de emigrados. Vacía.
Por supuesto, culpó de esa hambre al “bloqueo” asesino que impide a los cubanos arar la tierra, sembrar una planta, regarla, fertilizarla, cosecharla y vender el producto obtenido. Eso era lo que se hacía normalmente en la Cuba que ellos extinguieron. En la que ellos desgobiernan no dejan sembrar; si siembras, no hay fertilizantes o agua para regar; y si riegas y cosechas, llegan los inspectores y te decomisan el fruto de tu esfuerzo.
Tiene razón este imbécil, es un bloqueo asesino. No de los gringos, sino de ellos mismos.
Fíjense si los americanos son malos que, después de que en enero de 1959 el Gobierno de Eisenhower reconoció diplomáticamente al “Gobierno revolucionario” impuesto por el Orate, Cuba —todavía por entonces con una economía pujante en manos privadas— exportó al mes siguiente 3211 toneladas de tomate y 7298 de pepinos a Estados Unidos.
¡En un mes! ¡Cuba exportaba!
Y esa exportación de febrero de 1959 fue un 2,7 % y un 33 % mayor que la del año anterior, respectivamente. Les cuento en Se acabó la diversión cómo acabaron con todo.
Sesenta y seis años después, el poco tomate que se produce se pudre en los campos esperando ser cosechado. ¿Y exportar tomate? La isla, ahora en harapos, solo exporta cubanos y maldad.
Mientras tanto, este Barrigón sigue mendigando por doquier, victimizándose para ocultar su impericia y su vileza.
Aparte de ser tontos, son unos hijos de puta.


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