Suele suceder entre amigos que, si mientras todos celebraban algún acontecimiento o logro, nosotros hicimos de aguafiestas y vaticinamos que aquello no duraría, cuando finalmente nuestro vaticinio se cumple, sentimos cierta satisfacción al preguntar retóricamente: “¿Qué te dije?”. Pues yo el viernes pasado “les dije”, y tuve razón, pero la verdad es que esto no me da satisfacción alguna.
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Les dije que, mientras Trump y buena parte de los líderes políticos del mundo se regodeaban celebrando una paz inexistente, las calles de Gaza se mantenían en manos de los mismos terroristas que atacaron Israel hace dos años.
Durante ese fin de semana y el pasado lunes hemos podido ver las atroces imágenes de asesinatos masivos de palestinos a manos de los asesinos de Hamás. Ejecuciones filmadas plácidamente por otros palestinos, mientras todos gritan, muy contentos, alabando a su dios.
Esto sucede en las calles, frente a otros palestinos. Hamás demostrando quién manda en Gaza. Ellos mandan en Gaza, y allí no hay paz. La foto de los líderes sirvió para que los terroristas liberaran a veinte israelíes inocentes y recibieran a más de dos mil terroristas liberados por Israel.
Y no veo a todas esas llamadas “estrellas” de Hollywood, envueltas en el trapito palestino, ni a las ONG pro-Palestina pidiendo justicia por la vida de esos palestinos asesinados, no por israelíes, sino por otros palestinos. Ahora están todos calladitos.
Cuando Israel da de baja —elimina— a un terrorista palestino, todos gritan. Cuando un terrorista palestino asesina a otros palestinos, todos callan.
Como la flotilla de la chica sueca que, al llegar a las costas de Gaza, arrió sus banderas multicolores, esas que representan a parte de la comunidad LGBT y no sé cuántas letras más. Si un policía de París o Londres toca una de esas banderas, se arma la de San Quintín, pero si un terrorista de Hamás es quien lo ordena, obedecen calladitos.
Ayer mismo, toda España, paralizada. Huelga general. Gritan: “Paremos por Palestina” o “No es guerra, es genocidio”. Pero no se refieren a los asesinos de Hamás ejecutando públicamente a otros palestinos. No. A pesar del supuesto acuerdo de paz, que ya sabemos que no lo es, siguen enganchados en la cantaleta contra Israel.
Todo es hipocresía. Los líderes mundiales celebrando una paz ficticia, los enemigos de Israel y de la libertad callando ante una nueva masacre, mientras todo sigue igual. Bueno, no, no todo sigue igual: lograron lo que querían, detener la ofensiva de Israel que iba a extirpar para siempre el maligno control terrorista sobre la franja de Gaza.
Inevitablemente, Israel tendrá que regresar a terminar su misión, como debe ser. Nuevamente veremos a esos de Hollywood y a todos los que hoy callan volver a salir a vociferar contra el supuesto genocidio.
Cada día que pasa siento más asco por esta humanidad.
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