martes, 19 de agosto de 2025

Los hipócritas

 


El 1 de marzo de 2019, el recién estrenado presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) envió una carta al rey Felipe VI en la que le exigía una disculpa por los desmanes y abusos cometidos durante la conquista española del territorio de lo que hoy es México.

También mandó otra al papa Francisco. Ninguno le contestó.

En aquel entonces me pregunté, ¿disculpas de qué?

En 1519, cuando Hernán Cortés y sus hombres desembarcaron por el lugar que llamaron de la Vera Cruz, el centro de lo que hoy es México estaba dominado por un imperio mexica o azteca que vivía a costa de otras sociedades súbditas.

Sociedades que odiaban con fervor a aquellos aztecas que los expoliaban y que sacrificaban a sus hijas e hijos en monstruosos actos religiosos. Ríos de sangre que horrorizaron a los muy católicos conquistadores.

Conquistadores que solo eran alrededor de medio millar. ¿Cómo pudieron conquistar medio millar de españoles una gran ciudad de entre 150,000 y 300,000 habitantes, muchos de ellos acostumbrados a guerrear y matar?

Pues con la ayuda de alrededor de 75,000 indígenas que odiaban a los abusadores y explotadores que reinaban en Tenochtitlan. Gracias a esos indígenas, los españoles pudieron conquistar todo un valle donde se calcula vivían entre 4 y 25 millones de personas.

Es decir, AMLO le envió la carta al destinatario equivocado.

Se las tenía que haber mandado a los tlaxcaltecas, a los totonacas, a los de Texcoco. O a los chalcas, cholultecas y huejotzingas. Todos unidos para acabar con el imperio que los subyugaba.

Quienes hemos seguido la trayectoria política de AMLO sabemos que todo lo que tiene de viejo zorro y astuto le falta de profundidad intelectual. Sufre del síndrome del rencor que tiene la "izquierda" mexicana hacia España, del complejo de inferioridad producto de no reconocer que el México actual es un producto exquisito del mestizaje de muchas culturas a lo largo de cinco siglos.

Se ha sabido que quien le metió al viejito por la cabeza la idea de la ridícula carta fue su entonces esposa, Beatriz Gutiérrez Müller. La señora, dieciséis años más joven que AMLO, ha sido periodista, escritora e investigadora, con doctorado en una de las más exclusivas universidades privadas de México.

Una intelectual, pues.

Y, como muchos de los intelectuales mexicanos, y latinoamericanos, es de "izquierda". Progresista, pero con lujo. Conozco a muchos así: defienden las "causas" de la izquierda, pero desde la comodidad de una vida acomodada.*

Fue ella la que indujo al vejete a hacer la mezquina misiva al monarca español, quien, por cierto, nunca le contestó.

Ella, que prometió "servir a México en todo lo que pueda", acaba de acogerse a la Ley de la Memoria Histórica. Es decir, se hizo ciudadana de España, el mismo país que, según ella y su terco esposo, debe una disculpa al sufrido México.

Ahora es súbdita del mismo Rey al que le exigió una disculpa por los desmanes que según ella cometieron sus ancestros.

No solo eso, dicen que se acaba de mudar a Madrid. No a Vallecas o a Carabanchel, no, se instaló con su joven hijo en el exclusivo barrio de La Moraleja. Ella lo niega, por supuesto, ya se sabe el guion que guía a su marido.

Se mudó a Madrid. Allí mismo donde se autoexilió el corrupto presidente que antecedió a AMLO.

Enrique Peña Nieto era corrupto, pero al menos dejó un país funcionando y antes de irse dejó completamente financiado un moderno aeropuerto para la capital mexicana.

Ya a medio construir, AMLO lo canceló y destruyó. El capricho les costó a los mexicanos 15,000 millones de dólares.

Por cierto, el aeropuerto destruido estaba en Texcoco. Quizás AMLO debería escribirle una carta de disculpa a los texcocanos. A los mismos cuyos antepasados ayudaron a Cortés y sus valientes a destronar a los mexicas.

AMLO se retiró de la vida pública visible, dejó a un país endeudado, estancado económicamente, dividido ideológicamente y controlado por poderosos carteles narco-políticos.

Su esposa se fue a vivir a uno de los mejores barrios de la capital del país donde reina Felipe VI. El mismo rey al que ella y su esposo le exigieron disculpas por acontecimientos sucedidos hace quinientos años.


Sorprendida por la prensa libre, ella niega de que vaya a vivir a La Moraleja. Incluso amenaza a los periodistas con demandarlos, no ahora, lo hará después del 1 de septiembre, cuando se instaure en México el nuevo Poder Judicial al servicio de la recién estrenada dictadura.

Moraleja, son unos hipócritas.


*Comunistas de salón. En México hay muchos, incluso amigos cercanos.

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