En los países de América existe un gran número de variedades de un escarabajo que eclosiona cada verano. Tiene un ciclo de vida bastante jodido: primero en forma de huevo bajo la tierra y, luego de una corta incubación, nacen sus larvas, que pasan el invierno comiendo raíces cuando la temperatura lo permite. En esta etapa se conocen como "gallina ciega", una plaga para jardines y cultivos.
Emergen como escarabajos a finales de la primavera y principios del verano. Justo por estos días. Si las gallinas ciegas, estando ciegas, acaban con todo lo que encuentran, solapadamente, desde abajo, los escarabajos salen muy, pero muy, torpes.
Su género es conocido como Phyllophaga —comedores de hojas—, pero vulgarmente los llamamos "gallegos" en Cuba, "tontorrones" en México, y así nombres similares por toda Latinoamérica. Todos relacionados con su torpeza. Tengo la costumbre en mi casa mexicana de, en las noches, dejar todas las puertas y ventanas abiertas mientras mato el tiempo con el insufrible Netflix.
Hace una semana, mientras estaba allí, llegaban tontorrones por todos lados. Todos con sus gordas panzas hacia arriba, sobre sus espaldas, intentando inútilmente caminar en el aire. No crean que soy entomólogo, solo que me gusta observar.
Y todo este preámbulo me vino a la mente al enterarme del nuevo decreto de la Junta de Barrigones en la isla cautiva. Uno más de los miles que sus prolíficas mentes generan todo el tiempo. Es una tradición desde que instalaron la dictadura totalitaria en 1959, tal como lo he contado en Se acabó...
Este último decreto establece que todas las empresas y particulares que arriendan inmuebles al conglomerado militar dueño de media Cuba tienen que pagar sus rentas en dólares estadounidenses, no ya en los inservibles pesos cubanos.
Y es que, si antes de 1959 un peso cubano equivalía exactamente a un dólar, en 2025 uno de estos últimos se cambia en la calle por 375 pesos. La tasa de cambio oficial establecida por los Panzones es de un dólar por 24 pesos.
Pues ya saben lo que sucedía: los inquilinos, con un puñito de dólares, los cambiaban en la esquina y con una abultada bolsa de devaluados pesos pagaban sin dificultad su renta mensual a GAESA, como se llama la larva de los futuros oligarcas de la isla.
Lo mismo que le sucedió a Etecsa, la empresa monopólica de GAESA, como ya les conté hace unos días.
La Junta de Barrigones no tiene idea alguna de cómo administrar un país, una isla a la que tienen oprimida y donde pueden hacer con sus vasallos, que solo de nombre pueden ser ciudadanos, lo que les dé la gana. El relajo financiero inició desde el principio de la dictadura; su primer ejecutor fue el argentino Guevara. Esto lo describo detalladamente en mi libro. En otra ocasión les contaré más de esto.
A pesar de la destrucción y el descontrol, la isla del Orate sobrevivió durante décadas gracias a su parasitismo del exterior. Primero con los soviéticos, luego el turismo y las jineteras, hasta que apareció Chávez y acabaron con Venezuela.
Ahora tienen a México disponible, pero los Barrigones no tienen las artes encantadoras del barbudo, así que, mientras tanto, vienen por nuestros dólares. Pero hasta en eso, como el mencionado insecto, son torpes e incompetentes.
A finales de 2020, ya con el Orate en condición de polvo galáctico y la China en semirretiro, los Panzones, sesudos como son, decretaron una "tarea de ordenamiento" que, según ellos, unificaría las diferentes monedas que ellos mismos habían introducido.
El peso convertible (CUC) desapareció; ahora sería el antiguo peso cubano (CUP) el que se podría cambiar por las diversas monedas libremente convertibles (MLC).
¿El resultado? Inflación, desabasto, aumento de la pobreza, descontrol financiero y, como se está manifestando cada día más, el colapso de un Estado fallido.
Al día de hoy coexisten tres tasas de cambio: la de Etecsa y otras empresas estatales, a un dólar por 24 CUP; la de los bancos y casas de cambio, a 120 CUP; y la del mercado informal, en el que un dólar supera los 370 CUP. Esta última es la real, la que dicta la ley de la oferta y la demanda, pero ellos desprecian la realidad.
Ayer, el Barrigón número 1, entrevistado por el único periodista mequetrefe que todavía viaja a La Habana, volvió a culpar al "bloqueo" por todos los repetidos fracasos de las asfixiantes medidas del mentado "ordenamiento".
"Ha habido una coincidencia del bloqueo y una coincidencia de incongruencias, errores en la implementación de determinadas medidas económicas diseñadas para mejorar la situación y que no han tenido todo el impacto posible". Verborrea vacía, que de ser inocua provocaría la burla, pero no es inocua, es inicua.
Ellos, como los tontorrones del piso de mi casa, están boca arriba con sus panzas al aire, intentando avanzar sin saber adónde van ni qué quieren. No se dan cuenta de que no se dan cuenta.
Lo malo es que, a fines del verano, las Phyllophaga vuelven a poner sus larvas bajo la tierra, y el ciclo de destrucción vuelve a empezar. Todo para llegar a lo mismo: a los tontorrones.
Los de mi casa irán a comer sus acostumbradas hojas; los tontorrones Barrigones seguirán a la caza de nuestros dólares.
Mientras, mantendrán a los cubanos allí secuestrados cada vez más pobres.
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