martes, 11 de noviembre de 2025

Pilar y David

 

Foto: Periódico Cubano

Les he contado durante dos semanas —más bien los he abrumado— con la catástrofe humanitaria que azota al antiguamente bravo oriente cubano. Oriente hoy machacado por los efectos del huracán Melissa.

📺 Si no me quiere leer, véame, pero es peor. → Ver el video aquí

Machacado como estado final del machaque al que lo tenía, y ahora de nuevo lo tiene, la Junta Militar de Barrigones.

Entre los muchos videos que nos llegan, a pesar de la censura de los Panzones, vemos imágenes devastadoras, tanto en el sentido humano como en el material, a pesar del triunfalismo de los Barrigones, que hacen lo que sea para disminuir la magnitud de la catástrofe.

Catástrofe humana y material.

En uno de ellos vi a una señora muy flaca, ya sin dientes, que lo más probable es que ni llegue todavía a los sesenta años. Sale tropezando de una choza derrumbada. Tropieza de nuevo y casi se cae, mientras le dice a quien filma el video: “Se cayó mi casita, mira cómo quedó mi casita, no paro de llorar”.

Se te pone el corazón como una pasa, exprimido.

Les conté hace unos días sobre otro video también desgarrador. El de un niño pequeño, un niño flaquito, bonito. Flaco, sentado en la tierra, intentando cocinar con un trocito de leña un pedacito de plátano burro.

Te parte el alma ver a tus paisanos en tal miseria.

La viejita se llama Pilar; el niño, David. Ambos tienen la desdicha de haber nacido en el paraíso socialista del Orador Orate y de sobrevivir ahora en el capitalismo inhumano de la Junta Militar de Barrigones.

Después de los videos de la señora Pilar, que se le cayó su casita, y del niño David, cocinando un pedazo diminuto de plátano burro, la decencia de la gente se movilizó (palabrita de las que me caen mal, pero en este caso es la que es) y los ayudaron.

A Pilar la acogieron otros cubanos. Le abrieron la puerta de su hogar. Al menos ahora no está sola, duerme bajo un techo sólido y está acompañada y cuidada.

A David y a su familia les llegó todo tipo de ayuda, de comida. Imagino que también otras cosas indispensables para recuperarse, en algo, de la tragedia que dejó Melissa.

 

Foto: CiberCuba
 

Reconforta ver que, en medio de la tragedia, surge la humanidad, la bondad de unos cubanos hacia otros. Individuos que actúan como ciudadanos, no como pueblo cabizbajo.

Pilar y David no recibieron nada de los Panzones. Incluso el Barrigón número 1 le contestó a una de las damnificadas que él no la podía ayudar. “No tengo colchones para darte”, le dijo en tono de regaño.

No tienen nada para darte, y lo que les llega de ayuda desde el exterior te lo venden. Y si es dinero, que ya han recibido millones, nunca te dicen qué hicieron con él.

Evidentemente no lo han usado para comprar colchones. Ni para comprar tejas para levantarle la casa a Pilar.

Tampoco lo usaron para, aunque sea, darles un saco de carbón y un racimo de plátanos a los padres de David.

Nunca sabremos, como nunca hemos sabido, qué hacen con el dinero de las donaciones, ni con el de las exportaciones, ni con el del turismo. Es una mafia político-militar.

Reconforta ver que Pilar y David, al menos por unos días, estarán un poco mejor que como salieron en los videos que vimos.

El problema es que, como Pilar y como David, hay al menos un millón de damnificados por el huracán Melissa, y hay ocho millones que cada día siguen siendo dañados por el ciclón totalitario que les aplican los Panzones.

Como les dije hace unos días, el malévolo contrato social que instauró el Orador Orate desde 1959, en el que el Estado decía cuidarte, pero a cambio de sumisión, ya no existe.

Para el Estado totalitario que mal administran estos malévolos e ineptos Barrigones, tú, cubano de la isla, eres un estorbo. No les importas, y no les importa si comes o no, si tienes dónde dormir o no, bajo un techo o no, con un colchón o no.

No te mandan electricidad, y cuando la mandan es por un rato. No te mandan agua, y cuando lo hacen te llega a cuentagotas y además está tan sucia como si la hubieran sacado de una letrina.

Mientras tú languideces, sus líderes visibles están en la Mesa Redonda, regodeándose de que Melissa no mató a nadie. Regodeándose de las millonarias donaciones que reciben. De la solidaridad —palabrita que les encanta— que el mundo les muestra.

Sus líderes reales allí siguen, en las sombras. Calculando su próxima jugada. Jugada en la que tú serás un peón más, dispuesto a seguir siendo sacrificado.

Me da gusto por Pilar y David. Me duele hasta dónde está llegando lo que antes era un país próspero y alegre.

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