Sigo insistiendo en el tema de la catástrofe humanitaria en la que el totalitarismo castrista ha sumido a lo que queda de la isla de Cuba. Y es que, si antes del paso del huracán Melissa la pobreza de sus habitantes era generalizada, ahora ha llegado a niveles casi prehistóricos.
📺 Si no me quiere leer, véame, pero es peor. → Ver el video aquí
En mi oficina convivimos personas de varias nacionalidades diferentes, e incluso los que no son de origen cubano —por llevar tanto tiempo viviendo en el sur de la Florida— siguen los asuntos de la isla como si fuera también de ellos.
Y, en los momentos de convivencia que tenemos cada día, me enseñan videos que llegan desde Cuba. Y si ayer pensé que había visto todo, con aquella viejita sin dientes gritando salvas a Fidel Castro, lo de hoy me dejó perplejo, pero a la vez indignado y triste.
He visto un video de un niño cubano. Un niño bonito, inocente. Flaco, sentado sobre la tierra polvorienta de un patio rural. Sentado entre restos de tablas y piedras. Con un pedazo diminuto de leña cocinaba un pedazo diminuto de “fongo”, de plátano.
No un plátano completo: intentaba cocinar un pedazo diminuto, apenas sin fuego. El video lo tomó alguien que, evidentemente, le había regalado al crío un paquete de galletas el día anterior.
Yo, cuando regalo algo, generalmente olvido de inmediato el gesto. Pero quien filmó a ese niño cubano le preguntó si se había comido las mentadas galletas. El niño, inocente, le contestaba que no, que las había guardado, mientras jugaba, no con un juguete, sino con un pedazo roto de una teja de asbesto.
Ese niño, y la señora sin dientes, son la cara de la Cuba de hoy. De lo que queda de Cuba en ese poscastrismo totalitario. Las consecuencias del socialismo ahora convertido en capitalismo de casta por esa Junta Militar de Barrigones.
Hablando de Barrigones: el canelón inútil volvió al oriente cubano. Lo vi también en video. En una reunión preparada, recibiendo solicitudes suaves, se encabronó y aleccionó a la persona que medio le reclamaba.
Lo protegía un cerco de seguridad; de lejos se escuchaban gritos de “dejen pasar”. No los dejan.
Justificándose, les decía que no se sabía por dónde iba a pasar Melissa. Qué clase de hijo de puta cínico.
Repitió lo que le advirtió Inés María Chapman semanas antes, como si fuera idea suya. La secretaria del Partido Comunista de no sé dónde, en otro video, antes de la llegada de Melissa, le decía a este inepto que, con cualquier lluvia más, la llanura alrededor del río Cauto se iba a inundar.
La respuesta del inepto fue algo así como: “Se acabó la sequía en Oriente, no me pueden decir que no van a sembrar arroz”.
Pero volviendo a la reunión con los carneros —recuerden que los que sí exigían no se le pudieron acercar—, el Barrigón número 1, en todo aleccionador, les exigía paciencia y confianza. Lo de siempre.
Luego dijo que los recursos para la ayuda se están gestionando. ¿Gestionando? Es decir, sabían que se acercaba el huracán más destructor del que se tenga noticia y no se prepararon para el rescate y la reconstrucción.
Se los he venido diciendo desde hace tiempo: los cubanos de la isla están solos. A quienes los oprimen y empobrecen no les importa su destino.
Ahora dicen que están gestionando “recursos”. Es un Estado fallido: ellos deberían tener esos recursos. Todos los gobiernos funcionales del mundo tienen un presupuesto y equipamiento para enfrentar desastres naturales.
Aquí, en Estados Unidos, tenemos el FEMA. Nuestro vecino México tenía el Fonden, pero AMLO lo desfalcó para repartir ese dinero a cambio de votos.
Y estos imbéciles ¡no tienen nada!
El tipo les dice a los que perdieron todo que vayan a las “organizaciones de masas” para hacer sus reclamos. Para hacer un análisis.
¿Análisis? ¡Cojones! Las casas están derrumbadas, la gente no tiene comida, agua ni luz... ¿Análisis?
Hijo de puta.
Para los Panzones, sus cautivos son una masa. Ya ni son pueblo —palabra que me da asco—. Ahora son masa, cuando antes de 1959 eran ciudadanos, con derechos.
Todo para ellos, nada para los cubanos.
Hijos de puta.
Ah, y les dijo que la Junta Militar que él representa está preparándose para los ciclones que vienen. Análisis, preparación, gestionando. Todo en el futuro, nada en el presente.
Ellos pidiendo agua, y él ni una botella de agua les llevó.
Los cubanos de la isla se me hacen hoy como los peces de una pecera: dependen de lo que les ponen desde arriba, de que los alimenten, de que les limpien el agua, de que se la oxigenen.
¿Y saben qué? No los van a alimentar, no les van a limpiar el agua, y el oxígeno es un lujo.
Están abandonados. Es una catástrofe humanitaria, un genocidio. Un crimen de lesa humanidad.
¿Hasta cuándo la humanidad va a permitir esto?
A mí, si me va bien, me ven o me leen cuatrocientas personas al día. Pero no me promuevan a mí, promuevan mi mensaje. Este mensaje. Esta tragedia.



No hay comentarios:
Publicar un comentario