El Orador Orate tuvo una indiscutible habilidad para utilizar el lenguaje como arma de manipulación política. El tipo, en ese sentido, era un genio. Un genio del mal, pero genio al fin.
📺 Si no me quiere leer, véame, pero es peor. → Ver el video aquí
También tuvo una indiscutible habilidad para transformar en miseria todo en lo que metió sus uñas largas. Miren el estado en que dejó un país que se le entregó con prosperidad y futuro.
Lo dejó como un campo de batalla lleno de ruinas y desamparados.
Pero en el tema del lenguaje, el Orate no tenía competencia. Anoche, después de ver un video de Ernesto Miami sobre el fusible quemado de Gil, me encontré un video de Carlos Alberto Montaner, un tipo al que admiro muchísimo y que considero uno de los pilares sobre los que, por sus ideas democráticas, se reconstruirá una Cuba libre.
Lo conocí brevemente en Madrid, en 1995. Era un caballero. Una buena persona. Un cubano. Un patriota. Con su muerte, Cuba libre perdió un tesoro.
Foto: Wenceslao Cruz
Y, en el video de anoche, el caballero, buena persona, el cubano, el patriota hablaba sobre otro patriota. Hablaba sobre Huber Matos, un buen cubano que, a partir de buenas intenciones, ayudó al Orate a llegar a convertirse en dueño del destino de Cuba y de los cubanos.
Carlos Alberto, como muchos le decían, habla de Huber Matos como comandante. ¿Comandante? ¿Comandante de qué? De una guerrilla; habría que decir que fue comandante de una guerrilla ante la que Cuba se postró.
Pero no fue comandante de un ejército constitucional. No hay por qué llamarlo comandante, a pesar de que Matos fue uno de los personajes más valientes y decentes de aquella locura.
Luego Carlos Alberto pasa a hablar de Fidel, Raúl, el Che, Ramiro, Camilo y los otros. No entiendo por qué todo el mundo, incluso Huber Matos, los siguió llamando así, como si fueran familia.
Emilio Morales, un tipo brillante, de Cuba Siglo 21, en entrevista con el incansable Mario Pentón, habla de Raúl y Fidel como si fueran sus primos. ¿Se dan cuenta?
¡Y Mario también! ¿Se dan cuenta?
Es como si habláramos de Adolf, Benito, Josef, Vladimir o Kim. A los dictadores asesinos no se les tutea.
Les digo: el Orate fue un genio en el tema. Mientras llamó a sus alzados rebeldes, denominó a los rebeldes que se rebelaron contra su totalitarismo como alzados, como bandidos.
Estrenó la palabra lumpen en 1963 contra las futuras víctimas de las UMAP y la exponenció en 1980 contra los sensatos que quisieron escapar de su manicomio.
Llamó «mercenarios» a los héroes de la Brigada de Asalto 2506 y “victoria de Girón” a la derrota de los justos abandonados por Kennedy. Y a esa derrota la llamó “victoria de Girón” en vez de “victoria de bahía de Cochinos”, nombre que no suena nada heroico. Ya lo expliqué en Se acabó la diversión.
Suena más bonito “victoria de Girón” que “victoria de Cochinos”.
Un año después llenó su isla esclava y, según él, soberana, de cohetes nucleares soviéticos. Y quería usarlos: matanza nuclear contra el imperialismo, contra la humanidad. Nikita —lo llamo por su nombre, pues por su sentido común yo pude nacer siete años después— le quitó los juguetes nucleares al Orate desatado.
Ah, pero el Orate no llamó a esa crisis como la ha llamado todo el mundo. La conocemos como “crisis de los misiles”, pero en la isla miserable el Orate impuso el término “crisis de Octubre”. Sin misiles, sin muerte.
A los que se le opusieron pacíficamente los llamó grupúsculos. A Ricardo Bofill le encasquetó el seudónimo de Fullero. Al embargo lo bautizó como “bloqueo”. Y así sucesivamente.
Los cubanos libres somos “la mafia de Miami”, “la escoria”, “los gusanos”. Nada de eso somos: somos los libres. Cubanos libres.
El Orate y los Barrigones entrenan a extranjeros. Para AMLO y Claudia, por ejemplo, la “mafia de Miami” es la “mafia en el poder”, es decir, los mexicanos que creen en la libertad individual.
Usemos, como ellos lo hacen contra nosotros, el lenguaje en contra de ellos. Que el español —hoy vilipendiado en España— es una lengua muy rica y maravillosa.
Lo que sucede hoy en Cuba es una crisis humanitaria. Ellos le llaman “coyuntura”.
La situación del oriente cubano es una catástrofe humanitaria. Ellos dicen que “el pueblo resiste”, mientras una niña en Birán, terruño del Orate, grita por hambre.
En Cuba hoy en día ya ni impera el maléfico socialismo: es un capitalismo de casta.
Después de la muerte del Orate no hay un solo dictador: hay una Junta Militar de Barrigones.
Dejemos de hablar del “pueblo” cubano. Hablemos de convertir a esa “masa” sin derechos, sin oportunidades, sin futuro, en ciudadanos de una república de leyes. De leyes que respeten su libertad individual y su derecho a la felicidad y a la prosperidad.
“Resistencia creativa”, “ordenamiento”, “bloqueo asesino” y así toda esa homilía totalitaria. “Revolución”.
Llamémosla “ineptitud innata”, “genocidio”, “embargo merecido”, “fracaso total”.
Fidel y Raúl son los Castro, las cabezas del genocidio actual. El llamado Che solo fue un asesino con ínfulas de sabiondo. Se apellidaba Guevara y se fue a Cuba a matar cubanos y a convertir la prosperidad en fracaso.
Los Panzones que desgobiernan ese Estado fallido solo son la cabeza visible de una Junta Militar que sigue anclando a la antigua próspera isla al fracaso. Son los que le roban el futuro a sus cautivos.
Los mantienen cautivos, como “pueblo”, como “masas”, cuando podrían ser ciudadanos de una república próspera.
No le llego ni al tobillo a Carlos Alberto, ni a todo lo que hizo por el país que él y su familia perdieron, por el que yo y la mía perdimos. Pero yo nunca me referiré a ellos por su nombre de pila.
Siempre los llamaré dictadores e hijos de puta. Comandantes..., mis huevos.
Y perdón por la mala palabra. Perdón por decir “comandantes”. Ah, y por decir “batalla”, otra palabrita del Orate.
Del carajo.



No hay comentarios:
Publicar un comentario