miércoles, 22 de octubre de 2025

Cuentas turbias, dictaduras largas

 

Foto: CiberCuba

Recuerdo aquel dicho que dice “cuentas claras, amistades largas”. Es algo que he aplicado con rigor en mi vida. Desde que vivía en la cautiva y lo que tenía eran diez pesos hasta mi trabajo actual. No le debo un peso, un dólar, un euro o un yen a nadie.

 📺 Si no me quiere leer, véame, pero es peor. → Ver el video aquí

Y vuelvo sobre ese tradicional decir, aprendido en mi niñez, porque hace dos días leí que la Junta Militar de Barrigones que desgobierna la isla de Cuba les sacó a los vietnamitas un cheque por 23 millones de dólares. Ellos no podrán producir una libra de papas, pero para “tumbar” dinero son unos profesionales.

No supe si los vietnamitas les regalaron esa cantidad solo por la llamada “solidaridad”, si para quitárselos de arriba por pedigüeños, si por pagarles algún favor, como un voto en las Naciones Unidas o unas tierras en Camagüey. No lo sé. Lo que es un hecho es que les regalaron 23 millones de dólares.

Y si ellos representaran una sociedad libre y transparente, en primer lugar, no tendrían que estar mendigando misericordia, pues Cuba sería un país próspero, y, si fueran transparentes, entonces todos los cubanos sabrían en qué se van a usar esos 23 millones de dólares.

Pero no, los Barrigones son todo menos transparentes. Son oscuros, operan en lo oscuro, en lo turbio. Sus cautivos nunca sabrán el destino de ese dinero.

Como tampoco, desde hace sesenta y seis años, han sabido en qué gastó el Orador Orate —y ahora estos ineptos— los cientos de miles de millones de dólares que el país debe en el extranjero. Evidentemente no fue utilizado en desarrollar la economía, pues aquello es hoy un terreno baldío con montañas de basura.

Lo dilapidaron, lo despilfarraron.

A Argentina le deben 3000 millones de dólares. ¡A Argentina! Uno de los países más endeudados del mundo. Le deben a China, a Rusia, a Brasil, al Club de París, a Cristo y a las vírgenes. Se calcula que deben alrededor de 40 000 millones de dólares.

Un país que, como les cuento en Se acabó la diversión, no tenía una deuda externa significativa en 1959, cuando los cubanos le entregaron su destino, al ritmo de rumba, al Orador Orate. Lo hicieron mientras el barbudo les prometía que en cinco años Cuba iba a nadar en riquezas.

Pero en cinco años ya Cuba nadaba, no en riqueza, sino en dependencia de los soviéticos, en racionamiento de alimentos y productos básicos, en trabajos “voluntarios”, en marchas combatientes y también en presos y fusilados.

Foto: El Confidencial
 
Más de medio siglo de demolición de una nación. Manteniéndola improductiva a conciencia. Viviendo de otros, endeudándola, mientras sus cautivos nunca sabían en qué se gastaba tanto y tanto dinero prestado.

El país, y el dinero de esa deuda, eran de él, del Orate, y ahora es de estos Panzones. Los cubanos de la isla deben 40 000 millones de dólares. Quizás Gaesa, el emporio criminal dueño de media isla, pueda aportar los 18 000 millones que, se calcula, tiene en activos para bajar algo el monto de esa deuda.

Pero no, ese dinero no es de los cubanos, es de los mafiosos, de la élite de los Barrigones.

Ustedes nunca se van a enterar en qué se van a gastar esos 23 millones de dólares que les regalaron los vietnamitas. No se los regalaron a Cuba, se los regalaron a ellos.

A los cubanos, a los que deben 40 000 millones de dólares, solo les tocan apagones, basureros, hambre y virus desconocidos. Si protestan, les toca represión y cárcel, que para eso sí hay siempre dinero.

 

Foto: Noticias Martí

Cuentas turbias, dictaduras largas.

1 comentario:

  1. Omar, buen comentario. Lo de Cuba no tiene nombre, le están sacando dinero a los vietnamitas, pero Vietnam acaba de tener grandes daños por lluvias e inundaciones y no he leido que Cuba se haya ofrecido paa mandarle aunque sea plátano burro, sin embargo a la Sheinbaum le dijeron que iban a mandarle gente por el reciente mal tiempo en México. Hace tres días, por la NHK de Japón vi un
    avión cargado de ayuda humanitaria que llegó a Vietnam. Los
    japoneses, como los suizos, ayudan sin alardear. Saludos, Tania

    ResponderEliminar