Los cubanos libres llevamos tres generaciones tratando de deshacernos de la sarta de maleantes que, desde enero de 1959, controlan el destino de la antaño próspera isla de Cuba, hoy cautiva. Evidentemente, los maleantes nos han ganado.
📺 Si no me quiere leer, véame, pero es peor. → [Ver el video aquí].
Incluso hoy, con un país mermado de jóvenes, lleno de personas mayores hambrientas y sin los más elementales servicios de una existencia civilizada, los Barrigones que la oprimen se pasean por el mundo muy orondos. Andan de pedigüeños, sí, pero andan muy orondos por todo el mundo.
Evidentemente, nos han ganado.
La situación de los cautivos de ese Estado fallido —que no provee electricidad, agua potable, alimentación, salud ni seguridad públicas; que no tiene servicio de recogida de basura; que no repara ni da mantenimiento a la infraestructura y mucho menos a las viviendas— es ya de crisis humanitaria generalizada.
Aun así, la Junta Militar de Barrigones sigue construyendo hoteles, burlándose de sus cautivos y de nosotros. Nos siguen ganando.
Si seguimos haciendo lo mismo que han hecho —y hemos hecho— durante los últimos sesenta y seis años, nos seguirán ganando por el resto de nuestra existencia. Hasta que se queden sin un cautivo más en aquel páramo en que convirtieron la fértil tierra que nos parió.
Pero podríamos aprender de la experiencia. Lo que hemos hecho no funciona. Los opositores, dentro y fuera, se la pasan dándose trompazos entre unos y otros, mirándose el ombligo, comiendo mierda. No hay que contar con ellos.
Cada vez que los cautivos salen a la calle a protestar, a pedir desde agua hasta electricidad —porque libertad no piden muchos, la verdad— las fuerzas represivas los avasallan a palos y cárcel. Hambrientos todos, protestantes y represores, pero los segundos más eficientes que los primeros.
Repito: podríamos aprender de la experiencia. Miren lo que ha sucedido con Gaza. Los palestinos le han ganado la batalla mediática y diplomática a Israel. Una ofensiva descomunal en universidades, medios, foros internacionales y en toda la multitud de ONG que solo sirven para joder al mundo democrático.
Netanyahu es un líder electo limpiamente en la única democracia funcional del Medio Oriente. Y así y todo le gritan “genocida” cada vez que asoma sus orejotas. En cambio, los Barrigones lloriquean en cualquier foro internacional, gimen en la Asamblea General de la ONU y por la noche hacen fiestas donde asiste lo más selecto de las cloacas diplomáticas.
Al democrático que defiende a su país del terror lo llaman genocida; a los genocidas de los cubanos los reciben como mandatarios. ¿Ven por qué necesitamos una ofensiva como la que se ha orquestado contra Israel?
Ha sido una ofensiva efectiva: varios países europeos han reconocido un Estado palestino que no existe. Le gritan a Israel mientras Hamás sigue matando palestinos y robándose la ayuda humanitaria. ¿Ayuda humanitaria?
¿Ven? Eso es lo que tendríamos que hacer: ganar la batalla mediática a los Barrigones. No entremos por el lado ideológico. Sean comunistas o capitalistas de Estado, sean lo que sean, tenemos que darles la batalla no por su ideología, sino por los resultados de su catastrófica gestión.
Los cautivos se mueren de hambre; sobreviven en condiciones primitivas, sin luz, sin agua, sin hospitales; rodeados de basura en descomposición, con calles convertidas en ríos de aguas albañales o adornadas por lagos de líquido podrido, paraíso de mosquitos.
Muchísimos de sus hijos ya no van a la escuela, y si van, lo hacen con hambre; asisten ante un maestro improvisado. Si se enferman, tienen que ir a un hospital sucio y desabastecido. Cuando mueren hambrientos, los entierran a medias en cajas de cartón, sin dignidad. Es una crisis humanitaria.
Aprovechemos lo que queda de esta administración de nuestro zanahorio y de Rubio. En vez de seguir hablando de los Barrigones, hablemos de sus cautivos, de la situación paupérrima en que sobreviven. El mundo entero se puso al servicio de Gaza, que es decir de Hamás.
Incluso Trump se ha puesto a elaborar un plan de paz: sensato y realizable, pero que coarta a Israel mientras, a la larga, complacerá a Hamás. Digan lo que digan.
Hagamos ver la crisis humanitaria que está ocurriendo en Cuba. Los Barrigones caerán cuando les mostremos al mundo y a sus conciudadanos que son ellos los causantes de esa crisis. Se caerán cuando el mundo les llene los puertos de barcos con ayuda humanitaria y monte hospitales de campaña. Como sucede en Gaza.
Luego veremos qué hacemos con ellos. Mientras tanto, intentemos que el mundo equipare a los cubanos con los palestinos. Si no lo logramos, esos Barrigones nos seguirán ganando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario