martes, 15 de julio de 2025

Terroristas olvidados

 


El otro día hablamos de terroristas y recordé una trama generalmente olvidada por los historiadores y casi desconocida entre los cubanos.

Usted, como yo, se acordará de en qué lugar estaba, o qué estaba haciendo, cuando el 11 de septiembre de 2001 una serie de ataques terroristas asolaron las ciudades de Nueva York y Washington D. C., para ser más exactos, el edificio del Departamento de Defensa ubicado en Arlington, Virginia.

Lo que probablemente no conozca es que un ataque similar fue planificado casi cuarenta años antes. No por ningún grupo extremista árabe, latinoamericano, europeo o palestino. Fue organizado por el régimen cubano, que apenas llevaba tres años y medio de haberle implantado a los cubanos un estado totalitario en la isla.

En la página 146 de Se acabó... incluí la nota siguiente:

"Ha sido tan magistral el éxito del Gobierno cubano en mostrarse como víctima de los ataques norteamericanos que quizás el mayor ataque terrorista planeado contra Estados Unidos antes del 11 de septiembre de 2001 no ha quedado en el recuerdo colectivo. El 16 de noviembre de 1962, el FBI detuvo a tres cubanos acusándolos de preparar una serie de atentados con bombas incendiarias y granadas en diversos lugares, desde una refinería de petróleo en Linden, Nueva Jersey, hasta tiendas Bloomingdale, Macy’s y Gimbels en Manhattan, Nueva York, que estarían abarrotadas en el conocido Viernes Negro, que en ese año sería el 29 de noviembre. Según el FBI, eran controlados desde la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas, por lo que dos funcionarios de esta fueron expulsados como personas no gratas el 19 de noviembre. Los tres agentes fueron mantenidos en prisión preventiva hasta que, el 23 de abril de 1963, regresaron a La Habana como parte de un intercambio de prisioneros entre los dos países".

Fue en noviembre de 1962. Querían volar medio Nueva York.

Unas semanas antes se había resuelto la llamada crisis de los misiles, o de octubre, como la bautizó Fidel Castro. Le habrá puesto nombre, pero en la negociación entre Kennedy y Khrushchev lo dejaron fuera. "Fuera, niño, que esto es tema de grandes."

Le quitaron sus cohetes nucleares. Le había pedido al soviético que adelantara un ataque preventivo, lanzando al mundo al holocausto nuclear. Quería jugar con sus mortales juguetes.

Castro, que siempre fue un narcisista patológico, pero además un individuo en el fondo cobarde, entró en cólera, y a la vez en pánico.

Por lo primero, sacó a los domesticados cubanos a las calles con el canto de "Nikita, Nikita, lo que se da no se quita."

Por lo segundo, con el miedo de que sin la protección soviética quedaba vulnerable a la esperada invasión norteamericana, activó a esa célula terrorista, dirigida por un tal Roberto Santiesteban Casanova.

Resultaron igual de torpes que sus paisanos cuando diez años después se metieron a hurgar en el edificio Watergate. Su torpeza sentenció a Nixon.

La rabia de un niño caprichoso cuando le quitan su juguete. Si no pudo desaparecer Estados Unidos con los misiles rusos, aun a costa de la extinción de media humanidad incluyendo su propio país, al menos volaría en pedazos a unos cuantos yanquis.

Aunque sea eso. Y no será la última vez que planificó algo así. Les iré contando.

Que no se nos olvide. Ya el berrinchudo dictador está en condición de cenizas, así como dejó a su país.

Sus herederos ahí siguen, ineptos pero perseverantes.

 

Perseveran también en matar cubanos. No los matan en una contienda bélica, los matan en sus propias casas, aplastados por sus propios ruinosos techos.

Hace dos días mataron a una niña, su único pecado fue nacer bajo esa infame dictadura de ineptos y asesinos. Bajó un techo ruinoso que ellos impidieron reparar. 

La mataron. El comunismo totalitario es siempre asesino.


Malnacidos, hijos de puta. 


1 comentario:

  1. Omar, gracias por poner al final la foto de Alejandra, una niña que
    debió ser adolescente, joven, mujer, anciana y no morir a los 9 años por culpa de una dictadura genocida.
    Ya estoy entre tus seguidores, pero en vez de salir mi blog sale el de Iván. Desde Lucerna, mi hija y yo te mandamos un abrazo, Tania

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