miércoles, 23 de julio de 2025

Se subastan comunistas

 


Les comenté el otro día sobre las estatuas del dictador y del asesino que la alcaldesa de la Cuauhtémoc mandó retirar de un parque de su jurisdicción. Esculturas encargadas, pagadas y mandadas a instalar por Ricardo Monreal, el alcalde que la precedió. Monreal es un viejo amigo de la dictadura cubana y el jefe de una controversial familia política.

Una de sus últimas acciones en esa alcaldía fue intentar imponer a su hija como alcaldesa. A pesar del fraude generalizado en esas elecciones, perdió ante Alessandra Rojo de la Vega, candidata de la oposición al régimen impuesto por Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Incluso le tirotearon su automóvil; luego, por supuesto, la acusaron de perpetrar un autoatentado. Cosas de la izquierda.

El retiro de los monumentos a los destructores de Cuba provocó, como era de esperarse, la reacción febril de los acólitos del régimen cubano. Primero de manera espontánea, la de los nostálgicos que todavía, a pesar del incuestionable fracaso de la llamada "revolución", siguen considerando el modelo totalitario cubano como una esperanza. No sé qué podrían esperar después de sesenta y seis años de ver cómo Cuba se empobrece más y más.

Luego, los largos y numerosos hilos de la embajada cubana en México, como siempre, se movieron y organizaron, junto con sus aliados, los radicales del partido en el poder, un acto de repudio alrededor de la banca ahora vacía.

Por cierto, no les comenté: la alcaldesa retiró las estatuas del Orate y del asesino argentino, pero dejó un busto de este último instalado allí, sobre un pedestal.

Pues bien, la embajada cubana mandó a su tropa de choque, junto a los fanáticos del Partido Comunista Mexicano, los radicales del sindicato de maestros (CNTE) y algunos "tontos útiles". Unas ciento cincuenta personas gritando: "Este parque es de Fidel" y "Hasta la victoria siempre". Un acto de repudio contra la alcaldesa y contra la inteligencia, la decencia y la democracia.

Un extranjero dueño de un parque en México. Ellos que han salido dos veces a protestar contra los gringos que alquilan apartamentos "gentrificados". Soberanía nacional, gritan que un tirano extranjero es dueño de las calles de su ciudad. Gritan contra los extranjeros que pagan rentas y dan empleo a los mexicanos.

El comunismo es el mundo al revés. Hipócritas.

La presidenta de México, fiel marioneta de AMLO, salió a defender a la Junta de los Barrigones aludiendo al "momento histórico" y a la amistad entre Cuba y México. Para ella, al parecer, Cuba y los Panzones que la oprimen son lo mismo.


También pidió que la Cuauhtémoc entregue las estatuas al Gobierno de la Ciudad de México, en manos de los más radicales partidarios de AMLO, para reubicarlas en otro parque. Al cabo, que en Paseo de la Reforma tienen una del mariscal Tito, responsable de la muerte de cientos de miles de yugoslavos de varias etnias. Pero como era comunista, allí está.

A pesar de todas las críticas, la alcaldesa no dio un paso atrás. Al contrario, les subió un nivel su desafío. Contestó que, si querían tanto los monumentos del par de asesinos, ella organizaría una subasta. Con el dinero recaudado remozaría el parque de Tabacalera, donde estuvieron sentados los monigotes, y los amantes de la dictadura podrían llevárselos a sus casas o adonde quisieran.

En ese momento se me ocurrió que nosotros, aquí en el exilio, deberíamos pujar en la subasta. Va y con suerte la ganamos. Nos traemos al Orate y al argentino en bronce para Miami. ¿Dónde los ponemos? Ya veremos. No para dejarlos en paz.

Lo mismo le podemos dar un zapatazo al pasar a su lado, como los iraquíes hicieron con Saddam, echarles un escupitajo —en mi caso, ya saben, una meada— o colgarlos de los pies para que nos sirvan de sonajero o alarma cuando llegue un huracán.

También se me ocurre que podemos usarlos como blancos en un campo de tiro. Le cumpliríamos la fantasía a cientos o a miles de cubanos libres.

Dejando a un lado este sueño. Lo más probable es que pronto veamos las dos feas estatuas sentadas de nuevo en algún parque de México. El argentino seguirá burlándose de nosotros, con su dedo de bronce levantado. Allí, ahora con la democracia ya demolida, veremos cómo avanzan las fuerzas enemigas de la libertad y amigas de la dictadura.

 


Gracias a Dios, en esto sí, por Trump y las investigaciones abiertas a esos corruptos narcopolíticos.

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