martes, 18 de noviembre de 2025

El muro de los hipócritas

Foto: El Valle Noticias
 

Les he contado de la hipocresía de los gobiernos de México, en especial del de Andrés Manuel López Obrador y su continuación en el actual de Claudia Sheinbaum. Hipocresía en múltiples planos.

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Se dicen austeros y han endeudado como nunca al país. Se dicen honestos y la corrupción ha crecido como nunca antes, llegando incluso hasta los hijos del expresidente.

AMLO les quitó las escoltas a sus predecesores en la presidencia, les quitó también su pensión. Pero él se construyó un hospital, un cuartel del Ejército y hasta un estadio de béisbol, su deporte favorito, en su rancho La Chingada.

Ganó las elecciones de 2018 prometiendo acabar con la violencia y entregó al país a los cárteles del narcotráfico. Los convirtió de cárteles del narcotráfico en transnacionales del crimen organizado. Hasta su secretario de Gobernación, hoy senador, era, o es, jefe de una banda criminal.

México se dice amigo de Estados Unidos, pero financia a la Junta Militar de Barrigones que desgobierna a Cuba. Se dicen amantes de la paz mundial, pero invitan a tropas rusas a desfilar por el Zócalo de la Ciudad de México.

Gritan contra las leyes migratorias norteamericanas, pero México tiene una de las leyes migratorias más restrictivas del mundo. En marzo de 2023, cuarenta migrantes murieron quemados dentro de una cárcel migratoria mexicana. Los dejaron morir; muchos más quedaron heridos. No hay nadie preso por el crimen.

Hablan de una “doctrina Estrada”, según la cual México no se inmiscuye en los asuntos internos de otros países, pero le dieron asilo a Evo Morales, a Betssy Chávez y se lo dan a todo el que pertenezca al bando de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Y ahora, lo del muro.

AMLO abrió las puertas de México para llenar de migrantes la frontera sur de Estados Unidos. En el caso de los cubanos fue una operación coordinada con La Habana. Un puente de tráfico de personas a través de Nicaragua que, de no llegar Trump, habría dejado vacía a la isla.

Luego AMLO criticaba a Trump por el muro que comenzó a instalar para intentar contener la avalancha humana que desde México le mandaron. Lo hizo hasta que Trump lo amenazó con aranceles y desde ahí se quedó muy calladito.

Claudia le siguió los pasos, bueno, la verdad es que le sigue los pasos en todo lo que hace. Dice en público que no está de acuerdo con el muro. Le dice a Trump que construya puentes y no muros, que los migrantes son buenos y toda esa palabrería populista.

“No a los muros y sí a los puentes”, dice la señora. Pero ¿qué creen? ¿No han visto cómo está el Palacio Nacional de México? Ese que está en el Zócalo, el mismo Zócalo donde desfilaron los soldados rusos. El mismo palacio adonde recibieron con honores al Barrigón Díaz-Canel y a su “elegante” esposa.

AMLO y Sheinbaum tienen sellado el histórico edificio, que antes era de acceso público. Lo tienen rodeado de vallas metálicas antimotines. Vallas soldadas, de la misma altura que el muro de Trump.

No se aislaron para protegerse de la violencia de los cárteles. No, esos, todo indica, son sus aliados. Se encerraron para no tener contacto con las cada vez más frecuentes manifestaciones de protesta exigiendo paz, justicia y orden.

Como los tres monos milenarios de Japón. Ni los veo, ni los oigo, ni les hablo.

El sábado pasado una protesta organizada por la Generación Z, tumbó parte de esas vallas. No solo en México: tumbaron el Gobierno en Bangladés, en Nepal y ahí van.

El jueves volverán a protestar. Piden eso, fin de la violencia, paz, justicia y orden. Justicia en especial para el alcalde Carlos Manzo, asesinado por combatir a los narcos y abandonado por el Gobierno de Sheinbaum.

 

Foto: You Tube
 

El jueves esa plaza se volverá a llenar de mexicanos cansados de su situación. Llegarán gritando: “Carlos no murió, el Gobierno lo mató”.

Se están cansando de la hipocresía. Los mexicanos, a diferencia de los cubanos, todavía se sienten ciudadanos, aún no los convierten en “pueblo”.

Ojalá no se dejen.

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