domingo, 16 de noviembre de 2025

El canciller de la deshonra

 

Foto: Al Mayadeen TV Español
 

Hoy me voy a desviar, solo un poco, de la tragedia humanitaria y material que sufre toda la isla de Cuba y sus habitantes. Catástrofe exponencialmente más trágica en el oriente cubano.

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Me desviaré de ese doloroso tema para hablarles de uno de los hijos de puta responsables de dicha tragedia. Un personaje relativamente menor, una especie de papagayo repetidor y defensor de las cada vez más increíbles mentiras que brotan de esa Junta Militar de Barrigones que desgobierna lo que queda de Cuba.

Me refiero a su "canciller", un sujeto llamado Bruno Rodríguez Parrilla. Un tipo que tiene el carisma de una hemorroide inflamada y la energía de una iguana en invierno. Ha sido algo típico de quienes han ocupado ese vergonzoso cargo desde hace algún tiempo, recordemos al lombrosiano Pérez Roque o al ridículo "Robertico".

Y es que hace unos días el Parrilla salió una vez más a defender a la narcodictadura bolivariana y atacar al secretario de Estado, Marco Rubio.

Como sabemos, Trump tiene rodeada a Venezuela por mar, tierra y aire, literalmente. Las fuerzas norteamericanas están como esos gatos que se sientan frente a la guarida del ratón, esperando que el miedo los saque. Al menos, hasta ahora, eso es lo que parece.

Salió a defender a sus narcoproveedores a través de la plataforma X. Sí, ya sé, X es del imperialismo, y entiéndanlos, ellos no tienen otra alternativa, usan X, usan iPhones, YouTube, usan todo lo que ese explotador imperialismo inventa y produce. Es que los comunistas solo producen miseria y muerte.

Y dijo textual el Parrilla: "La falacia es su único recurso para justificar un despliegue militar desproporcionado, extraordinario, movilizado bajo falsos pretextos, con el cual ha llevado a cabo ejecuciones extrajudiciales en aguas internacionales, en grave violación del derecho internacional."

Como dicen en Cuba: ¡qué clase de descarado!

Como digo yo: ¡qué clase de hijo de puta!

Antes de irnos a la esencia de lo descarado e hijo de puta, déjenme reflexionar sobre sus falaces palabras. Dice el papagayo que el despliegue militar es desproporcionado, como si para una acción militar se aplicaran las reglas del boxeo.

No, en una acción militar la victoria se logra si tú tienes una fuerza proporcionalmente superior a la de tu enemigo. Si no, vean lo que ha hecho Putin con los ucranianos. Putin, al que los Panzones de La Habana defienden apasionada e interesadamente.

Y luego pasa a la esencia de lo que les quiero comentar hoy. A las ejecuciones extrajudiciales en aguas internacionales. Se refiere este repelente personaje a la destrucción de varias embarcaciones cargadas de narcóticos y la consiguiente muerte de sus tripulantes. La muerte de los narcotraficantes.

Y sé que no se le olvida, pero hace como que se le olvida, que el 24 de febrero de 1996, el Orador Orate, y su actual jefe, el hermano del Orate, ordenaron desplegar a dos cazabombarderos supersónicos para interceptar y derribar a tres pequeñas avionetas civiles sobre aguas internacionales.

Dos aviones de guerra, con cohetes y cañones contra tres aeronaves desarmadas. Eso sí fue despliegue militar desproporcionado. Y asesino.

Uno de los cazas de la dictadura derribó a dos de los aviones civiles, sobre aguas internacionales. Con testigos desde un crucero turístico en el mar hasta los militares norteamericanos que presenciaron la matanza desde las pantallas de sus radares.

Eso sí fueron ejecuciones extrajudiciales en aguas internacionales, en grave violación del derecho internacional.

Y no solo eso, los abusadores y asesinos que piloteaban ese MiG-29UB, cuando derribaron a cohetazos a sus víctimas, gritaron, llenos de esa alegría sincera de los sicarios: "¡Le dimos, cojones, le dimos!", y luego, al derribar la segunda avioneta, gritaron "¡Patria o muerte!".

Tenían razón, llevaron muerte a la patria. Mataron a cuatro civiles.

 

Foto: Center for Free Cuba
 

Mientras el predecesor del actual Parrilla, Felipe Pérez Roque, salía con su locuacidad proverbial a defender el asesinato, la secretaria de Estado de la administración Clinton desarmó con solo siete palabras toda la verborrea totalitaria del hoy defenestrado funcionario.

Madeleine Albright, nacida en Praga, le contestó al modelo de Lombroso: "Esto no es cojones, es cobardía". En su pecho exhibía un bonito pin de un ave azul con la cabeza hacia abajo. Que con la clase se nace, no se hace.

Mientras los dos hermanos asesinos —sí, los pilotos de ese desproporcionado MiG eran hermanos— regresaban victoriosos a ser recibidos como héroes por sus amos, otro avión de la fuerza aérea de los Panzones, un MiG-23, seguía buscando la tercera avioneta.

La torpeza de su piloto y la habilidad de José Basulto, líder de Hermanos al Rescate, hizo que este y dos civiles más, un matrimonio patriota, sobrevivieran.

Y ahora sabemos quién es este piloto, que no consumó el asesinato. Se llama Luis Raúl González-Pardo Rodríguez, y no está en La Habana con sus amos. No, está aquí, en el sur de la Florida. A unas millas del aeropuerto desde donde despegaron por última vez los cuatro civiles que sus colegas asesinaron en 1996.

Vivía a unas millas de ese mismo aeropuerto de Opa-locka adonde pudo llegar Basulto gracias a su pericia y a la impericia del otro. Les digo vivía porque ahora está en la cárcel. No será juzgado por intento de homicidio o crímenes de guerra. Como Al Capone, será enjuiciado por un delito menor: por fraude migratorio.

 

Foto: CubitaNOW

Regresando a las mentiras de Rodríguez Parrilla, a las mentiras previas de Pérez Roque, al cinismo de este piloto, González-Pardo, de venir a vivir entre quienes odió toda su vida, pienso en que, además de hijos de puta, esta gente, todos los de esa Junta Militar de Barrigones, tienen su brújula moral perdida.

Como dijo el escritor Juan Abreu: "Lo que define al llamado Hombre Nuevo Cubano es la ausencia de dimensión moral (...) me he dado cuenta de que lo que pasa es que carecen de dimensión moral. El fidelismo los ha mutilado y envilecido de manera irrevocable".

Gracias a Dios, del lado de la libertad se defiende la decencia. Madeleine nació en Praga y llegó a ser secretaria de Estado de la democracia más antigua del mundo. Hoy, Rodríguez Parrilla tiene que defender sus mentiras frente a otro secretario de Estado. Lo tiene que hacer frente a Marco Rubio, un hijo de cubanos.

El primero defiende narcodictaduras y juntas militares represoras y empobrecedoras; el segundo es un firme defensor de la libertad, un verdadero y poderoso aliado de los que queremos ver a una Cuba libre y próspera.

Una Cuba, además, feliz.

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