Llevo un mes en comunicación con Tania Quintero Antúnez. No conozco su voz —aún—, pero nuestras conversaciones electrónicas me indican lo que me perdí de no haberla conocido en persona durante nuestra estancia en la isla cautiva. Estos diálogos, entre dos cubanos de generaciones separadas por décadas, pero unidas por valores, me han puesto a reflexionar sobre muchos aspectos de la antigua Cuba, la hoy extinta.
Tania proviene, desde su cuna, del tronco principal del comunismo cubano, el ortodoxo, el de la Internacional Comunista, Marx, Engels y Lenin. Es sobrina de Francisco Antúnez Calderío, conocido siempre como Blas Roca, quizás porque coincidió en el tiempo con un líder sindical comunista, también mulato y apuesto, que se llamaba Lázaro Peña. Una roca para una peña.
Tío Paco, como ella siempre le llamó, era un comunista decente. No era un ideólogo dogmático. Un individuo sencillo en sus costumbres, afable en su carácter. Comunista convencido, pero humano cubano.
Pertenecía a un grupo de comunistas que se aliaron a Fulgencio Batista para la formación de una nueva constitución. Junto al avezado sargento, que —como el "comandante" que lo derribó— se autotituló coronel y luego general, crearon, en convivencia con otras fuerzas políticas, la constitución más avanzada de su época. Era 1940.
Ese grupo de comunistas era heterogéneo, desde la base popular de tío Paco y Lázaro Peña hasta elitistas como Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez. Había de todo: obreros, campesinos, administradores e intelectuales. Pero todos, todos, sabían coexistir con personas de diferentes criterios políticos.
Podían sentarse a tomar un café con dirigentes de otros partidos o con una autoridad del gobierno al que se oponían. No sé si por las circunstancias o por convicción, eran plurales.
No quiero decir que no dejaban cada día de trabajar incansablemente en socavar la democracia en la que vivían. El dogma de Moscú los guiaba. No habían tenido mucho éxito en lo político, pero sí en lo logístico. Tenían agentes y simpatizantes en todas las instituciones del Estado. César Reynel Aguilera escribió un excelente libro sobre el tema: El soviet caribeño
Si bien al principio lo despreciaron, sus inteligentes tentáculos finalmente ayudaron y guiaron al guajiro de uñas sucias en su cruzada diabólica por obtener el poder a sangre y fuego.
Su nombre clave era Alejandro; así le puso luego a uno de sus muchos hijos. El mundo lo conoció como Fidel Castro, el Orador Orate para mí. Si no era comunista al principio, se subió al caballo rojo cuando los soviéticos le empezaron a regalar tanques, aviones, camiones, balas, fusiles y... protección nuclear.
Tío Paco, Carlos Rafael, Juan, Lázaro, todos ellos se convirtieron en pilares del verborreico barbudo. Comparsa, pero comparsa decente, educada. Cumplieron su misión, pero no abandonaron su decencia personal, aunque sí la política.
A nivel público, la atención se dirigió a otros nuevos comunistas, un grupo encabezado por extremistas: el Orate, su hermana, la china Raúl y, en especial, el argentino asesino. Marcaron tendencia.
Tío Paco, Juan, Carlos Rafael y Lázaro murieron a su servicio, pero siempre decentes en el sentido personal. Carlos Rafael metió a mi padre en algún problema, pero, como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga: el lío le vino bien a mi papá.
Ya todos están muertos, menos la china. No sé si ellos —que no creían ni en el cielo ni en el infierno— al ver el estado fallido que es hoy su Cuba, se arrepentirían del proyecto que hicieron realidad.
Tania sí lo vio, y actuó en consecuencia. Con ochenta y dos años, desde Lucerna y más viva que nunca, sigue dando palos a la Junta de Barrigones, que ya ni son comunistas, y mucho menos decentes.
Tania sí lo vio, y actuó en consecuencia. Con ochenta y dos años, desde Lucerna y más viva que nunca, sigue dando palos a la Junta de Barrigones, que ya ni son comunistas, ni mucho menos decentes.
Apreciado y respetado Omar Sixto,
ResponderEliminarNo te imaginas cuánto te agradezco que recordaras a esos viejos
comunistas, porque por suerte o por desgracia, desde
que nací conozco a los que mencionaste y a otros, pero sobre todo a Blas Roca, esposo de mi tía Dulce Antúnez y padre de los primos con los cuales me crié: Francisco, Lydia, Vladimiro y Joaquín, solo vive Francisco, en La Habana. Paquito, como le decimos, debe estar picando los 90, un poco más joven que yo, que ya tengo 82.
Fue coronel de la inteligencia en el Minint, pero después de la
de la deserción de Florentino Azpillaga en Praga, que era subordinado suyo, lo mandaron al 'plan piyama'. Según me contó mi prima Lydia, la mayor de los cuatro hijos de Blas y Dulce, madre de Lázaro Yuri Valle Roca, cuando vieron que nada tuvo que ver con esa huida, lo citaron para devolverle el carnet del partido, y decirle que ya se podía reincorporar y segía el trámite para ascenderlo a general.
Como buen hijo de sus padres, sobre todo de su madre, mi tía
Dulce Antúnez, una timbalúa, con méritos que por un día quisieran
tener esas mamarrachas que desgobiernan Cuba, los mandó al
carajo. Desde hace un montón de años fue declarado 'no persona'.
En su nombre de Paquito, de mis primos Lydia, Vladimiro y Joaquín ya fallecidos, y en del Yuri, que ojala se pueda quedar en USA, a
a donde llegó después de tres años preso en el Combinado del Este y ser conocido por esa foto delante del cine Yara, que un hp le está tapando la boca, imagen que se ha convertido en símbolo de censura y represión, te doy las gracias. Desde Lucerna, un fuerte abrazo.
Tania Quintero Antúnez, periodista independiente cubana.
Repito el comentario, que el otro salió con faltas.
ResponderEliminarApreciado y respetado Omar Sixto,
No te imaginas cuánto te agradezco que recordaras a esos viejos comunistas, porque por suerte o por desgracia, desde que nací conozco a los que mencionaste y a otros, pero sobre todo a Blas Roca, esposo de mi tía Dulce Antúnez y padre de los primos con los cuales me crié: Francisco, Lydia, Vladimiro y Joaquín, solo vive Francisco, en La Habana. Paquito, como le decimos, debe estar picando los 90, un poco más joven que yo, que ya tengo 82.
Fue coronel de la inteligencia en el Minint, pero después de la deserción de Florentino Azpillaga en Praga, que era subordinado suyo, lo mandaron al 'plan piyama'. Según me contó mi prima Lydia, la mayor de los cuatro hijos de Blas y Dulce, madre de Lázaro Yuri Valle Roca, cuando vieron que nada tuvo que ver con esa huida, lo citaron para devolverle el carnet del partido, decirle que ya se podía reincorporar y seguía el trámite para ascenderlo a general.
Como buen hijo de sus padres, sobre todo de su madre, mi tía Dulce Antúnez, una timbalúa, con méritos que por un día quisieran tener esas mamarrachas que desgobiernan Cuba, los mandó al carajo. Desde hace un montón de años fue declarado 'no persona'. En el nombre de Paquito, de mis primos Lydia, Vladimiro y Joaquín ya fallecidos, y en el de Yuri, que ojalá se pueda quedar en USA, a donde llegó después de tres años preso en el Combinado del Este y ser conocido por esa foto delante del cine Yara, que un hp le está tapando la boca, imagen que se ha convertido en símbolo de censura y represión, te doy las gracias.
Desde Lucerna, un fuerte abrazo. Tania Quintero Antúnez, periodista independiente cubana.