Ha muerto el hermano de Camilo Cienfuegos, a los noventa y cuatro años de edad. Uno más para nuestro lado en el ábaco de la historia. No es que importe mucho a estas alturas; el daño que hizo ahí continúa, en manos de los ineptos de la Junta de Barrigones.
Vivió casi veinte años más que su jefe supremo y, además, le dio el gusto a Raúl, que hoy tiene noventa y cinco, y cuando lo sacan del armario luce bastante bien para su edad. El hermano de Camilo era más cercano al primero que al segundo, que lo jodió siempre que pudo. De los destructores originales ya quedan pocos, aunque aún son muchos.
Además de la china de Mayarí Arriba, quedan en buen estado el diminuto, pero maléfico, Ramirito, que, si nos ponemos a ver, quizás nos sobreviva a todos. Ese parece que va a vivir doscientos años. Es tan malo que el diablo tiene miedo de recogerlo y Dios dice que a él no lo miren.
Está Machado Ventura (fíjense qué dos apellidos juntos: el de un dictador asesino y el de uno con fama de asesino). Imagino que Machadito, su hijo, siga robando como siempre. Otro que aún respira es Guillermo García Frías, un inútil, creo que ya entrando en la senilidad física. La espiritual la traen desde hace sesenta y seis años.
Volviendo al hermano de Camilo. Siempre fue un tipo gris, un segundón, más gris aún si lo ponías al lado de su carismático hermano, quien quizás por eso solo duró vivo unos meses después de que se agenciaron el destino de Cuba. Voló como Matías Pérez (mejor dicho, lo volaron). De esto hablo en Se acabó... Ahí les cuento cómo el hermano de Camilo perdió un hermano, pero ganó un ministerio.
El tipo era un corcho: se hundía y volvía a salir. Cuando jodieron a Camilo, le dieron el ministerio de la Construcción. Se había graduado de arquitecto, aunque, como el resto de su pandilla, nunca ejerció la profesión. Décadas más tarde, cuando las acertadas políticas del Orador Orate volvían a hundir a Cuba en las penurias extremas, lo pusieron al frente del sector del turismo. A vender la isla al mejor postor.
Parece que algo de la venta se quedó por las oficinas del hermano de Camilo, pues en 1999 lo destituyeron. El corcho volvió a flotar y andaba luego por el Consejo de Ministros, que es como allá llaman al Consejo de los Panzones. Siempre gris, siempre, pero no tanto porque, en 2009, el hermano del Orate, que por entonces ya habitaba en su piedra, lo destituyó también. Había un nuevo sheriff en el manicomio y no quería amiguitos del difunto por los alrededores.
Aunque ambos no eran cercanos, sí coincidían en sus aficiones. Además de joder a millones de cubanos, los dos disfrutaban de sus costumbres etílicas, un poco extremas, la verdad. Imagino que Raúl hoy levante su whiskicito en honor al hermano de Camilo. Salud. Por ley de vida, ya no le quedan muchas levantaditas.
Si bien el hermano de Camilo no mató a sangre fría como su compañerito argentino o su jefe supremo, sí tiene responsabilidad en la muerte de muchos cubanos. Los más recordados son nueve miembros de la Brigada 2506, a los que metió en una rastra herméticamente cerrada junto a muchos otros, algunos heridos de gravedad, para transportarlos desde Playa Girón a La Habana. Ante los reclamos de aquellos valientes, el hermano, que estaba a cargo de esa operación, contestó: "No importa, de todas maneras los vamos a fusilar y así nos ahorramos las balas".
Ha muerto Osmany. Así se llamaba el hermano de Camilo. Otro más que se va tranquilamente. Nos ganaron.
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