martes, 2 de septiembre de 2025

La magnitud del fracaso

 

Foto: Facebook

Cuando el Orate y su pandilla se robaron el destino de los cubanos hace más de sesenta y seis años, lo hicieron prometiendo un rápido desarrollo económico y justicia para todos los cubanos. A cambio de eliminar la libertad individual, prometieron que Cuba se convertiría aceleradamente en uno de los países más desarrollados del mundo.

Como les cuento en Se acabó..., dijeron que para ello necesitaban expropiar todos los medios de producción de la isla a sus legítimos dueños, a los que tildaron de imperialistas, explotadores y usureros. Que en manos del Estado, las fábricas, comercios y toda la economía iban a funcionar mejor, y en función del llamado "pueblo".

Entre lo que confiscaron, lo que se robaron, en octubre de 1960 estaban los ciento sesenta y un ingenios azucareros que hacían de Cuba el principal productor de azúcar del mundo. Según uno de los mitos que el Orate echó, con éxito, a andar, esta industria estaba en manos de los rapaces imperialistas norteamericanos.

A pesar de su éxito, ese mito es otra de las miles de mentiras que se impuso sobre los cubanos. De los ciento sesenta y un centrales, solo treinta y nueve eran propiedad de empresas norteamericanas, tres eran de españoles y uno de canadienses. Es decir, que la mayoría, ciento dieciocho centrales, eran propiedad de cubanos.

Y llegó el Orate con su compinche argentino y decidieron que ellos se las sabían todas en el tema económico. Al fin y al cabo, habían hecho huir a Batista luego de tres tiros y cinco periodicazos. Además, donde se pararan, los cubanos salían a idolatrarlos.

El argentino, más arrogante que el Orate —lo que es mucho decir—, primero decidió que producir azúcar era muy pedestre para él e intentó industrializar el país, convertirlo en un Japón tropical. Se fue de gira por todo el mundo comprando fábricas e industrias.

Un sujeto que, a sus treinta y tres años, nunca había tenido un empleo productivo.

Llegado el momento de instalarlas, se dio cuenta de que lo habían estafado: había comprado pura chatarra obsoleta. Chatarra que, además, no quedaba nadie en Cuba que supiera instalar, pues los que sabían ya estaban exiliados, o presos, o fusilados. Por órdenes de él mismo.

En 1965, ya con la economía hundida, el Orate mandó al arrogante a las guerrillas, a ver si se deshacía del parlanchín alardoso. Primero al Congo, donde corrió y corrió y se salvó. Luego a Bolivia, donde alcanzó su destino y su legado como póster comunista.

Fue entonces que el Orate, obligado por los soviéticos, puso a su isla cautiva de nuevo a producir azúcar. "Azúcar para crecer", decía.

Y allí marchó mientras Moscú le sostenía el garito a base de subsidios y petróleo. Hasta que Moscú colapsó y lo dejó al garete.

El gran genio que se sentía, en 2002 decidió, ya en los albores de su senilidad, desarmar sesenta y uno de los ciento cincuenta y seis centrales que aún medio funcionaban en su isla. ¿Para qué los quería si no había caña suficiente para alimentarlos?

Lo hizo justo en el momento en que los precios del azúcar subían en el mundo. Comunismo y economía son antagónicos.

Hoy Cuba importa azúcar. En 2024 produjo menos de 150 000 toneladas, cuando en 1958, cuando Cuba era aún libre, se produjeron en esos mismos centrales, en manos de sus legítimos dueños, 5 862 616 toneladas.

En 2024, Cuba produjo menos azúcar que lo que producía un solo central antes de que el Orate se los quitara a sus dueños.

Foto: elToque

Y leo ahora que la Junta de los Barrigones que desgobierna la maltrecha isla anda buscando a los chinos para que reactiven la industria azucarera que ellos destrozaron. Para que echen a andar los quince centrales que quedan.

Hace sesenta y seis años Cuba era el principal productor de azúcar del mundo, sin intervención de ningún gobierno. Tenía ciento sesenta y un centrales, la mayoría propiedad de ciudadanos cubanos.

Hoy solo quedan quince y la isla cautiva tiene que importar azúcar, que tampoco alcanza para cubrir las cuotas del racionamiento.

¿Se dan cuenta de la magnitud del fracaso? Les robaron a los cubanos, destrozaron un país y ahora buscan chinos para producir azúcar y vietnamitas para cosechar arroz.

Foto: Cubadebate

Ah, y ahora anda por Vietnam este Panzón inútil, con su más inútil vividora a cuestas. Allí los vietnamitas le regalaron 15 millones de dólares. ¿A cambio de qué? ¿En qué los va a usar ese energúmeno? Al menos con eso puede llenar los tanques de combustible del avión y llenar también las barrigas de su mujer y la comitiva de Barrigones que lo acompaña.

No solo fue a mendigar boronas, sino que tuvo la desvergüenza de inaugurar una empresa mixta entre su dictadura y empresarios vietnamitas para fabricar medicamentos, mientras en la isla cautiva estos escasean, como todo lo demás.

Le dieron 14 millones de dólares; a ver si aprovecha y con ese dinero llena de medicinas ese avión de fuselaje ancho que va medio vacío. Pero no, veremos cómo esos millones nunca serán usados para paliar la miseria en que ellos mismos tienen a sus cautivos.

Van a Vietnam a poner empresas para lavar dinero, si son exitosas, cuando hace sesenta y seis años confiscaron todos los laboratorios y fábricas que desarrollaban la Cuba libre. Cualquier cosa aceptan, menos dejar que los cubanos sean prósperos en su propio país.

Ineptos e hijos de puta.

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