viernes, 18 de julio de 2025

El día en que supe que el "bloqueo" era una falacia

 


Siendo yo un adolescente —les he dicho que soy muy curioso—, me acerqué a una de las nuevas patrullas que la Policía Nacional Revolucionaria de la isla cautiva había recién puesto en servicio. Siempre me han gustado los autos, y me llamaban la atención los nuevos reflectores que aquellos Ladas soviéticos portaban en el techo.

Eran dos luces azules que para mí eran novedosas, pues parecían más modernas —como las de las películas norteamericanas— que el antiguo foquito de las patrullas anteriores. Los cubanos las bautizaron como “la niña de los ojos azules”. Más modernas, aunque sus ocupantes reprimían igual.

Esto debe haber sido alrededor de 1985, cinco años después de que más de cien mil cubanos escaparan o fueran expulsados por el puerto del Mariel, mientras el Orate se desgañitaba gritando: “¡No los queremos, no los necesitamos!”.

Pues bien, quien les escribe —aún imberbe— se acercó a la patrulla “revolucionaria” y, para su sorpresa, las mencionadas luces azules traían una leyenda con la marca y la dirección de su distribuidor. De la marca no me acuerdo, pero sí que el que las vendió radicaba en Hialeah, Florida. Eran, y así lo decían, made in USA

Reflectores imperialistas para represores comunistas.

El Orador Orate antes y la Junta de Barrigones ahora han sido muy exitosos en sembrar en la mayor parte de la humanidad la idea de que el desastre en el que mantienen a la Cuba cautiva es solo culpa del “bloqueo imperialista norteamericano”.

Siempre que uno habla con alguien que no esté directamente al tanto del colapso cubano, el interlocutor, cuando uno intenta explicarle, responde generalmente con un: “Es que el bloqueo…”.

El Orate siempre supo utilizar muy eficientemente el lenguaje, lo cuento en Se acabó...

Lo que fue y es un embargo comercial lo convirtió en un bloqueo económico. El embargo, como lo explico en mi libro, es consecuencia de la confiscación de todas las empresas y propiedades extranjeras y cubanas que ejecutó entre 1959 y 1961.

Si usted tiene un negocio y viene alguien y le roba, no creo que quiera hacer negocios otra vez con el sujeto. El embargo, sin embargo, no es tan tajante. Lo único que Estados Unidos prohíbe en el comercio con Cuba es que se le otorguen créditos o se le transfiera tecnología sensible.

En lo de los créditos, porque los Barrigones se han ganado concienzudamente la reputación de no pagar nunca. Eso lo saben hasta los rusos y los chinos. La segunda, porque, de hacerlo, los Panzones compartirían de inmediato esa tecnología con los mismos rusos y chinos para emplearla contra Estados Unidos.

Entonces, el embargo sí permite el comercio. De hecho, Estados Unidos es uno de los principales socios comerciales de la isla de los Pedigüeños. Solo en abril pasado, los Barrigones compraron 37 860 911 dólares allí, un 37,5 % más que en el mismo mes de 2024.

Como durante seis décadas han asfixiado la capacidad productiva de los cubanos, ahora compran a su enemigo carne de pollo, de cerdo, leche en polvo, aceite, trigo, neumáticos, palomitas de maíz y hasta hostias de comunión. Bendito Dios.

En una isla en la que el comercio exterior está totalmente monopolizado por el Estado (fallido), entre enero y abril de este año se importaron, desde Estados Unidos, 83 982 752 dólares en automóviles nuevos y usados. Hay que ver de dónde sacan la gasolina para que funcionen.

En total, entre enero y mayo de 2025, la isla de los Pedigüeños ha comprado al país que los “bloquea” un total de 204 928 982 dólares, casi treinta millones más que en el mismo período de 2024.

Ahora dicen que el "sector privado", los enchufados, los Sandro Castro y sus congéneres, compraron 1195 millones de dólares, según un informe publicado por la Comisión Económica del Parlamento y difundido en el Noticiero Nacional de Televisión (NTV).

¿Cuál bloqueo?

Compran miles de millones de dólares, pero los cubanos siguen muriendo de hambre o aplastados por sus casas.

Y, conste, la cifra es ejemplo de la improductividad del comunismo totalitario. En Se acabó... les conté que, antes de 1959, Cuba le ganaba a Estados Unidos en exportaciones. Pero los cubanos querían un cambio.

 

 

Los Barrigones alegan que dicho “bloqueo” les impide exportar a Estados Unidos lo que Cuba produce. En esto tienen razón. El problema es que la isla que oprimen ya casi no produce nada exportable, no produce ni para ofrecerles un nivel de vida digno a sus pobres habitantes.

De ser el mayor productor de azúcar del mundo, ahora ellos tienen que importarla, no para endulzar el café de los cubanos, sino para destilar el poco ron que exportan.

Al cabo, que tampoco hay café que endulzar.

Esta es la realidad, pero cuando usted hable con alguien sobre el colapso de aquel bello país, seguramente le responderá: “Pero es que el bloqueo...”.

Hace unos días, Trump salió a decir que apretó el embargo. No, solo significa que vuelve a aplicar la ley Helms-Burton de 1995. 

Al mismo tiempo, seis barcos llenos de contenedores cargados de bienes zarparon el 30 de junio de 2025 desde puertos estadounidenses rumbo al Mariel, en La Habana.


 

Lo más seguro es que los contenedores que transportan contengan productos enviados a sus familiares por algunos de los que, desde ese mismo puerto del Mariel, escaparon en 1980 del manicomio comunista.

¿Bloqueo? Ja, ja, ja.

Descubrí la falacia más o menos por 1985. Tenía yo dieciséis años.

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