viernes, 27 de junio de 2025

El cesarito del Caribe: Operación Pico

 


Luego del ataque preventivo de Estados Unidos a tres instalaciones iraníes dedicadas a la obtención de armas nucleares, los Barrigones de la Junta de la isla cautiva han salido, como siempre, a la palestra mundial a condenar la agresión unilateral y a rasgarse las vestiduras en nombre de la "paz". Tienen corta memoria o son ignorantes.

Lo mismo que ordenó Trump la noche del 21 de junio pasado, lo hizo en 1977 el Orador Orate al que los Panzones tanto veneran. Por supuesto, en una escala mucho menor, de acuerdo con su condición de tiranillo tropical. Tampoco lo hizo contra Estados Unidos, a los que siempre temió, sino contra otro Estado soberano cuya respuesta sabía que no significaría un peligro para su isla.

Al Orate, orate al fin, siempre le gustó la aventura tanto como el abuso. También les contaré pronto de una cancelada expedición en 1947, cuando con veinte años se unió como soldado para invadir la República Dominicana y destronar al dictador Trujillo. De Cayo Confites salió con un pescozón que le propinó Rolando Masferrer, un personaje que era una mezcla de intelectual con asesino y al que igualmente siempre temió. No se deshizo de ese miedo hasta que, en 1975, mandó a poner una bomba en su automóvil. No en La Habana, en Miami.

Ya dueño de los destinos de la isla cautiva y exprimiéndole a los soviéticos hasta el último rublo y gotita de petróleo, se sentía un gran estadista mundial. Sus barcos mercantes atravesaban el Atlántico llevando y trayendo soldados y armamento para sus aventuritas africanas. Sus pesqueros recorrían las aguas del Caribe, espiando y pescando.

En septiembre de 1977, uno de estos últimos fue capturado por la Marina de la República Dominicana en aguas territoriales de ese país y llevado, a golpe de guardacostas y pases rasantes de viejos aviones de hélice P-51, a Puerto Plata. Sus tripulantes fueron detenidos y llevados a tierra.

Al enterarse, el Orate entró en una de sus famosas rabietas de caudillo malcriado.

Joaquín Balaguer, el presidente dominicano, era una especie de Trujillito, pero con un disfraz democrático y probablemente por esos días necesitaba un escándalo que cohesionara el ambiente político local. Aprovechó el incidente y le plantó cara a las demandas del cubano, y no quiso entregarle ni el barco ni a los marineros.

Castro, teniendo en sus manos la mayor y más moderna fuerza aérea de Latinoamérica, preparó un ataque al país vecino. Operación Pico la llamó. Ordenó que doce cazabombarderos supersónicos, fuertemente armados, se establecieran en la punta oriental de Cuba.

Primero habría un vuelo sobre varios puntos de la República Dominicana a baja altura para que los jets rompieran la barrera del sonido sobre Santo Domingo. Si los dominicanos no cedían, al día siguiente atacarían varias bases militares sin importar que algunas estuvieran ubicadas en populosas zonas urbanas.

Sigilosamente, se ubicaron doce MiG-21 en varias bases del Oriente cubano. En Guantánamo, casi en las narices de los militares norteamericanos de la base naval allí situada, otros en Santiago de Cuba y Baracoa. Por supuesto, también se movilizó a todo el Ejército oriental de la isla, con la justificación de ejecutar maniobras tácticas de entrenamiento.

El coronel Rafael del Pino, experimentado veterano de las batallas aéreas sobre la bahía de Cochinos en 1961, fue puesto al frente del escuadrón. Los aviones fueron preparados con tanques auxiliares de combustible, a los que se les borraron todas las identificaciones soviéticas, y cada uno llevaría cuatro misiles K-13. No se usarían en esta primera misión, pero estaban allí por si acaso.

Despegaron a las 8:30 de la mañana del 9 de septiembre de 1977 y se dirigieron, rodeando el espacio aéreo de Haití, hacia Puerto Plata en el norte de la isla y hacia la capital, Santo Domingo, en el sur.

Varios vuelos rasantes, el boom sónico rompiendo cristales y el asombro y el pánico en las calles.

 


Regresaron a su base en el Oriente cubano, felices del éxito. Del Pino voló a La Habana para informar directamente al Orate de los detalles de la misión.

Se sorprendió al ver que sobre la mesa estaban todas las transcripciones de las comunicaciones entre los militares dominicanos y Balaguer. Así de buenos eran, y son, los espías de la cautiva.

Balaguer mandó un mensaje para negociar, pero como no liberó de inmediato a los "pescadores", el escuadrón fue rearmado con bombas de 250 y 500 libras y los destructivos cohetes de fragmentación S-24. Listos para la masacre.

A punto de despegar para la misión de bombardeo, Del Pino recibió un mensaje cifrado: "Barco devuelto. Regresar el circo a casa a las 14:00 h".

 


En 1977, Cuba violó el espacio aéreo de un país al que no le había declarado la guerra. Al día siguiente lo iba a bombardear con un poder de fuego muy superior al del agredido. Unilateralmente. Todo por unos "pescadores" detenidos y sujetos a juicio. Y no sería la única vez, ya les contaré otro día.

Hace unos días, Estados Unidos destruyó tres instalaciones nucleares iraníes. Unilateralmente también. Instalaciones clave del programa nuclear de los ayatolás extremistas que tiranizan ese país. Ayatolás que no han parado de decir que las usarían contra Israel y Estados Unidos.

El Orate iba a masacrar civiles por unos cubanos detenidos. Ahora, sus sucesores Panzones lloran y acusan a quienes defendieron su vital existencia.



Les digo: son hipócritas, mentirosos y cobardes.


Postdata: En agosto de 1998, durante una visita oficial a República Dominicana, el Orate visitó a un ya muy mayor Balaguer en su casa. Senil o no, quién sabe, le balbuceó al barbudo: "Como soldado, estoy a sus órdenes".



Postdata 2: Diez años después de la Operación Pico, el 28 de mayo de 1987, el general Rafael del Pino, desilusionado de su "revolución", se robó un bimotor y escapó con su familia a Estados Unidos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los huevos de mi padre

Hoy que escucho sobre la escasez y los exorbitantes precios de los huevos en la isla cautiva, me acordé de mi padre. No es que necesite de...