Ernesto Guevara, marzo 1965
Ernesto Guevara dedicó muchas horas de su fútil existencia a hablar y a escribir. Su mito (no su realidad, que solo fue una concatenación de fracasos) consiguió despertar el interés y la admiración de una significativa porción de la humanidad.
Luego de sesenta y seis años, y viendo el estado actual de la isla de Cuba, nadie podrá negar que el sistema aplicado allí no solo no produjo la base material para construir el comunismo, según pretendía el argentino, sino que destruyó la que encontraron en enero de 1959.
Al parecer sí tuvieron éxito en la creación del hombre nuevo.
Sandro Castro, nieto del difunto dictador de una difunta Cuba. Prototipo del hombre nuevo moldeado a partir del barro proletario.
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