La victoria que le dio el presidente Barack Hussein Obama al régimen de Raúl Castro sigue teniendo consecuencias tanto para los cautivos que sobreviven en la isla de Cuba como para los libres que vivimos fuera de ella. Aquel deshielo, como se conoció la rendición de la democracia norteamericana ante la tiranía cubana, duró poco. No por culpa de los primeros, sino por la malicia de los segundos.
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Desde el punto de vista político, la Junta Militar de Barrigones que heredó lo que queda de Cuba pronto volvió a sus andanzas antinorteamericanas. Realizaron aquellos ataques sónicos, incrementaron su beligerancia diplomática, enviaron decenas de brigadas médicas de adoctrinamiento a muchos países y, en general, se mantuvieron, y se mantienen, del lado de todo lo que pueda perjudicar no solo a Estados Unidos, sino a todo el mundo libre.
Desarrollaron también, aprovechándose de la debilidad estructural de la administración Biden, un efectivo plan de invasión migratoria. Para ello utilizaron a sus cómplices en Nicaragua, México, Guyana y muchos otros países. Mandaron a más de un millón de sus cautivos.
Era —es— un negocio redondo. Por un lado, se deshicieron de un millón de personas sin empleos productivos a quienes tenían que alimentar, ofrecer servicio médico y educación. Al menos eso deberían hacer, ya sabemos que no es así.
Por otro lado, de este modo los Barrigones de La Habana tienen a un millón de personas dentro de la economía más pujante del planeta. Seguramente no todos se integrarán a esa economía, no todos se pondrán a generar dinero, pero sí la mayoría de ellos.
Los he visto, he visto a muchos recién llegados, gente decente y trabajadora. He visto cómo, en menos de un año, han mejorado su estándar de vida, sus condiciones materiales, sus empleos. He visto cómo se han integrado a su nueva sociedad.
Pero esta integración no es completa. ¿Por qué?
Por Cuba, por la isla dominada por los Barrigones. Ese millón que pudo escapar de aquel manicomio dejó atrás a otros siete u ocho millones de cautivos. Dejó atrás a sus padres, hermanos, esposas, esposos, hijos, sobrinos y amigos.
Y el sentimiento natural es cuidar de los tuyos, díganmelo a mí, que aún después de treinta años viviendo aquí lo siento como el primer día. Y aquí entra la segunda parte del plan de esos Panzones, que, les he dicho, son totalmente ineptos para producir bienes materiales, pero son unos expertos en exquilmar al que produce.
Entre todos los que entraron durante la mencionada invasión, entraron también muchos cubanos que en Cuba servían a los Panzones, y fueron enviados aquí a mantener ese servicio.
Y es que los que llegaron a trabajar y a producir necesitan un medio para hacer llegar ayuda a los suyos que quedaron en la isla. Es por ello por lo que hemos visto aparecer un sinnúmero de empresas de paquetería para Cuba, de mercados virtuales en los que pagas aquí y entregan allá. Lavado de dinero con licencia.
Hasta autos mandan a Cuba. Qué bloqueo ni bloqueo.
Y cada semana aparece —bueno, más bien el excelente Mario Pentón los encuentra— alguno de estos agentes que, calladitos, discretitos, entraron a trabajar para el régimen que oprime Cuba.
Una de las variantes más comunes de este servicio es la del envío de paquetería, tanto aérea como marítima, y venta de boletos en los chárteres que a diario vuelan desde Miami y tramitación de pasaportes para que puedan entrar a la isla cárcel.
Hace unos meses apareció uno en Las Vegas. Un amigo del Cangrejo, el nieto lombrosiano de Raúl Castro. Amigo cercano, hasta en la foto que se hizo pública salen abrazados los dos, sin prestarle atención a la chica que los acompaña en un yate. Estuvo detenido, pero, según he sabido, un juez de esos que abundan lo liberó.
Y, ayer, Pentón encontró a otro. A Yuniel Báez Pedrera, jefe de la Unión de Jóvenes Comunistas en La Habana. Jefe durante diez años. Entró hace dos años y medio con su esposa Yanisleidy, se establecieron en Gainesville y no tuvieron que emplearse en esos empleos que nos tocan a todos los recién llegados.
No, ellos crearon una empresa. Pa’La Familia LLC (el apóstrofo es incorrecto, pero es la grafía original del nombre comercial). Ya saben, paquetes para Cuba, pasajes para Cuba y pasaportes cubanos para entrar a Cuba. La registraron en St. Petersburg, Florida, aunque vivían en Gainesville.
A Yuniel Báez lo arrestaron regresando de uno de sus múltiples viajes a Cuba. Se le acabó el negocio.
Recordemos: por un lado, los Barrigones siguen en su beligerancia antinorteamericana, llorando contra el llamado bloqueo. Por otro lado, siguen habiendo decenas de vuelos comerciales entre Estados Unidos y Cuba. De aquí para allá van cargados de paquetes y emigrados, de allá para acá nos regresan los emigrados sin paquetes, pero con chikunguña o sabrá Dios qué otro virus.
Obama les ofreció una victoria, que ellos, los Barrigones, despreciaron. Despreciaron la parte política, pero no la económica, la del dinero. Lo seguirán haciendo, mientras nosotros los sigamos dejando.
Gracias, Mario, por seguir exponiendo esta desvergüenza.



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